Exposición en la sede de ARCA

ARCA ha organizado una exposición dedicada a José Ferragut Pou titulada ‘Ferragut. Arquitecte, dissenyador i artista’.

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La exposición ha sido comisariada por Blanca Castaldo Suau, profesora de l’Escola d’Art i Superior de Disseny de Balears y ha contado con el apoyo de la Fundació Guillem Cifre de Colonya Caixa de Pollença. La muestra puede visitarse hasta junio en la sede la entidad, en el número 10 de la calle Can Oliva de Palma, todas las mañanas entre semana  y el viernes también por la tarde.
La inauguración de la exposición tuvo lugar el 5 de febrero y contó con una gran afluencia de personas, incluyendo artistas que trabajaron con Ferragut Pou como el ceramista Lluís Castaldo; colaboradores como el aparejador David Torres; su sobrino, el también arquitecto José Ferragut Canals; autoridades políticas como Miquel Ensenyat, presidente del Consell de Mallorca; además de varias personas interesadas en la obra de Ferragut.
Blanca Castaldo leyó un texto en la inauguración, muy crítico con la pasividad institucional ante la degradación del patrimonio y de la obra de Ferragut Pou.

Blanca Castaldo reivindicó la obra de Ferragut y lamentó la pasividad institucional ante su degradación.

La comisaria valoró que fue «un arquitecto comprometido con el patrimonio, el paisaje y la modernidad» y lamentó que a pesar de ello fue una figura «maltratada» por las instituciones, «que lo nombran hijo predilecto mientras se consiente que sus obras se deterioren poco a poco». El más claro ejemplo, indicó, es el edificio de Gesa en Palma.
Junto con Melilla, deploró Castaldo, Balears es la única comunidad autónoma que no ha aprovechado las ventajas que ofrece el Estado para conservar el patrimonio industrial. «El Plan Nacional de Patrimonio Industrial hace años que solicita a nuestra comunidad la protección de algunos edificios, entre los que cita la Central Térmica y su poblado en el Port d’Alcúdia«, obra de Ferragut con «unos espacios maravillosos y fácilmente aprovechables para un uso público o privado». La comisaria de la muestra alertó de que pronto tendremos el mismo problema con la fábrica de Maó cuando se lleve a cabo la reconversión hacia las energías renovables.
La profesora puso más ejemplos de la nula preocupación por la conservación de la obra de Ferragut y su integración en el entorno: «En la Iglesia del Port d’Alcúdia los vecinos casi pueden tocar la cruz del campanario con la mano», indicó, «y la de Palmanova es como una seta en un bosque de rascacielos, por la presión urbanística». De los trabajos de hostelería ya no queda ni la fisionomía, denunció, y ya se han comenzado a reformar y transformar algunos edificios de Ferragut en el centro de Palma como Jaume III.
Por todo ello, la exposición es según Castaldo «una deuda que teníamos con su obra» y el libro editado por su sobrino José Ferragut Canals supuso «el mejor punto de partida».
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Durante un año, Castaldo, con la ayuda de Vicenç Mates, Benet Bohigas y J. S. Morell visitaron sus edificios, los fotografiaron y, cuando fue posible, hablaron con sus habitantes. Miquel Marín, director del  Fondo Histórico de Endesa, les proporcionó documentación y algunas de las imágenes históricas de los edificios que diseñó Ferragut para Gesa. Varios estudiantes de diseño colaboraron en el montaje de la exposición.
«Algunos de los actuales propietarios nos mostraron los edificios orgullosos, expresando su profunda admiración por la obra del arquitecto y de su colaborador David Torres, que dirigió y coordinó de forma fidedigna sus obras tras su muerte», indicó la comisaria.
Las obras hechas para la Iglesia continúan vinculada a ésta. En la mayoría de casos los edificios ya no pertenecen a los mismos propietarios y han sido vendidos y revendidos y los nuevos propietarios aparentemente desconocen sus valor patrimonial, «más allá de su valor urbanizable o especulativo».
Blanca Castaldo recordó la evolución de Ferragut, que se inició a la arquitectura con el claisicismo imperante durante el régimen franquista. «Persona culta y refinada, evolucionó hacia una arquitectura caracterizada por la funcionalidad, la reivindicación de la austeridad formal y la combinación del uso de nuevos materiales como el acero, el cristal y el hormigón armado», señaló, haciendo la mención obligada al edificio de Gesa y a la Porciúncula, sus dos edificios más conocidos «a pesar de que tiene otros magníficos».
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La profesora de diseño subrayó la minuciosidad del arquitecto, su preocupación por los detalles y su sensibilidad artística: «Al proyectar un nuevo edificio incluía también cada detalle de este: puertas; iluminación; un mobiliario de formas austeras, modernas y funcionales realizados con una combinación exquisita de materiales tradicionales con otros hasta entonces poco habituales, como el acero, la madera contrachapada, el plástico… eran diseños modernos, funcionales y con un coste ajustado».
«Desgraciadamente son diseños únicos o hay muy pocas muestras«, indicó Castaldo, «por su muerte prematura o porque no tuvo detrás una industria que los produjese, como sí tuvieron los diseñadores coetáneos americanos, alemanes, suecos o italianos».
«Si José Ferragut hubiera nacido en otro sitio, sus diseños estarían catalogados y se exhibirían en museos, en vez de padecer la degradación o incluso desaparecer como pasa aquí», deploró: «Serían reivindicados como joyas por las empresas, escolares u hoteles para los que fueron creados, ya que además cumplir con su función de mesa, lámpara o forman parte de su historia y de nuestra historia como pioneros de la hostelería, la educación, la industria…».
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En la era de la globalización y «ante la homogeneidad imperante», tener un diseño de Ferragut es «un elemento diferenciador» que otorga identidad propia a los sitios que los han sabido conservar. Todo ello, reflexionó Castaldo, es una prueba de cómo ha asumido el «progreso y la modernidad» cada uno de los propietarios y también la sociedad mallorquina.
Ferragut Pou siempre tuvo un gran interés por el arte y el patrimonio, como quedó reflejado en L’art capturat, el libro de Tomàs Vibot.  «Aunque asumía el precepto de austeridad formar de la arquitectura moderna, siempre introducía (como hicieron también maestros como Aalto, Mies Van der Rohe o Le Corbusier) algún elemento artístico en forma de escultura, vitral…». Como decía Loos, el exceso ornamental podía ser «un delito», pero no el arte por el cual Ferragut profesaba «un gran respeto y admiración».
Los jóvenes artistas quedaron «huérfanos» tras la muerte de Ferragut Pou. Incluso alguno, recordó Castaldo, renunció a Mallorca: es el caso de Abert García-Álvarez, que decidió no volver a Mallorca tras el fallecimiento de Ferragut. La muestra incluye un boceto del mural para la Iglesia de la central de Alcúdia que hizo García-Álvarez, que hoy vive en Nueva Zelanda y cosechó gran éxito en EEUU.
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Para zanjar su presentación, Blanca Castaldo señaló: «En Mallorca hemos construido mucho y no siempre bien, pero sí que hay edificios pioneros, que en su momento fueron innovadores en su planteamiento, el diseño y la construcción; entre todos, empresarios, instituciones y centros investigadores hemos de hacer un esfuerzo para elegir cuáles son, conocerlos, reivindicarlos y disfrutarlos». En este sentido sí dio la enhorabuena y agradeció «el afecto» con el que la Iglesia ha preservado muchas de las obras de Ferragut, como también han hecho los colegios Sant Josep Obrer y Sant Francesc de Palma.

UH, 6-2-19