50 años de la Porciúncula

La iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles en el Seminario Franciscano de La Porciúncula (en El Arenal de Palma) es una de las obras más conocidas de José Ferragut Pou y celebra este año medio siglo de su consagración, que tuvo lugar el 6 de octubre de 1968.

Para conmemorar la efeméride, el próximo domingo 7 de octubre a mediodía tendrá lugar una misa concelebrada presidida por el padre Pere Ribot.

La iglesia de la Porciúncula destaca por su audaz estructura; su rotundidad geométrica; y la acertada y meditada combinación del hormigón, la madera y el original diseño de las vidrieras (que arrojan una luz coloreada que inunda el altar y genera una atmósfera única).

Porciúncula

Interior de la iglesia de la Porciúncula de Palma, una de las obras más populares y admiradas de Ferragut Pou.

Las obras comenzaron en 1965. Tal y como recoge Jaume Ferrer Forés en el libro El arquitecto José Ferragut Pou, fue un proyecto «lentamente madurado». La iglesia supone otro diseño integral de Ferragut, desde la concepción del edificio hasta los pequeños detalles. Lo hizo teniendo en mente la renovación litúrgica del Concilio Vaticano II, que prescribía:  «Al edificar los templos, procúrese con diligencia que sean aptos para la celebración de las acciones litúrgicas y para conseguir la participación activa de los fieles».

Por ello, en la Porciúncula el arquitecto desarrolló una síntesis entre la planta central y la planta basilical. Alargó la planta centralizada, convirtiendo la planta circular en ovoide, lo que, según recoge Ferrer, propicia la participación en las celebraciones. Esa planta ovoide sigue principios modernos tanto litúrgicos como arquitectónicos.

La estructura era un elemento esencial para Ferragut Pou y en la Porciúncula se ilustra la coherencia entre forma y estructura. Las 37 nervaduras de hormigón armado quedan trabadas sobre el altar para formar una linterna de forma circular.

 

Para Gabriela Kacelnik, experta en la obra de Ferragut, es mediante esas nervaduras ascendentes como la iglesia de la Porciúncula expresa cierto brutalismo acentuado por las simbologías de los relieves. «Los vitrales alegóricos coloreados constituyen el cerramiento entre las nervaduras de hormigón, siendo especialmente impactante el tratamiento de la linterna que corona el altar», recoge Kacelnick en el registro de la Fundación Docomomo Ibérico  de arquitectura moderna. La linterna de tonos amarillos claros simboliza la elevación hacia el cielo y muestra una vez más la importancia que daba Ferragut al uso de la luz (así como al cuidado diseño del interior).